Dimes y diretes

Macu de la Cruz

“Una amiga nos convenció para que fuéramos a aquellos conciertos. Nos dijo que eran mágicos, pero se había quedado corta cuando habló de magia porque, más que mágicos, los Conciertos de la Estufa son maravillosamente reales.

El  gusto  de  poder   escuchar   conciertos — ¡regalados casi! — en medio del calor de la estufa y de quienes «encienden» la estufa, la atmósfera de intensa y original energía que allí se genera, el detalle del vino y las pastas de Portillo. Y sobre todo, la maravilla de la música en vivo sea del genero que sea…

Esa era la magia a la que, sin duda, se refería nuestra amiga: que en los Conciertos de la Estufa se hacía música que hablaba. A nosotros nos pareció que era mejor que magia, que era real. Y pensamos volver siempre que podamos».  

Macu de la Cruz, periodista (2001) 

Guaguancó

«En pocas ocasiones hemos tenido el honor de tocar delante de un público tan distinguido, y cuando nos referimos a «distinguido» estamos hablando de personas de todas las edades (todavía tenemos en la mente aquellos ojillos curiosos que nos miraban desde el banco de la primera fila), que se reúnen para realizar algo en común: escuchar y ver, sin ningún tipo de prejuicio, aquello que se les presenta.

Raramente ocurre que la comunicación entre los músicos y el público sea tan llana y fluida como la que hubo la noche en que tocamos en Arrabal de Portillo.

Este tipo de conciertos son los imprescindibles para que los oyentes se integren en la música, sea cual sea su estilo, y eduquen sus oídos, ya desde niños, para apreciar este arte”.

Guagancó (Premio del Público 2002)

José María Alfaya

“Corroído por el gusanillo de las tablas, va uno con su guitarra y (a veces) con sus compañeros de farándula, cantando en cuanta fiesta se organiza, por cualquier noble motivo y con las mejores intenciones. Por todas partes se percibe el aroma de las fritangas mezclado con el estruendo de las tómbolas de chochonas y perritos pilotos.

A veces, ni la guitarra ni la voz se imponen a los fragores de la fiesta. Ocasiones hay en que la trituración de panchitos y cortezas supera la protesta de la propia canción. El juglar nunca le gana a la tómbola ni la garganta sobrevive a la humareda de mil chorizos fritos.

Pero hay un lugar mágico donde el público es espectador respetuoso, donde lo popular es hidalguía, mesura, degustación inteligente y reposada, donde la risa a carcajadas no es sinónimo de alboroto sino de complicidad. Ese lugar es Portillo, así lo viví una noche del año pasado y por eso estoy encantado de volver a actuar en los Conciertos de la Estufa.”

José María Alfaya y El Taller de Reinsertables
(Premio del Público 2003)

Paco Alvarado

Hay que decir que el recinto estaba a tope y además es un espacio que ellos mismos han acondicionado y mejorado poco a poco, agrandando la capacidad y saneando en su conjunto.
Se trata de una sala grande dentro de las antiguas escuelas, allí dos estufas de piñones mantienen una buena temperatura estos días de duro invierno, dos estufas tradicionales de las que ya no se ven y que te están diciendo : «Eh tío, estamos en pleno corazón de Tierra de Pinares», pero por si fuera poco hay que saber que los de la estufa siempre hacen un intermedio en el que te invitan a buen vinillo de la zona y a las famosas pastas de Portillo, esas zapatillas con denominación de origen que sólo se hacen allí… un intermedio que te permite charlar un rato, cambiar impresiones, conocer o saludar a la gente, incluso a los propios músicos que también se apuntan al vinillo y que ayuda a mantener ese ambiente tan familiar que dificilmente puedes encontrar en otros sitios. Es una comarca viva, con una buena actividad económica en la que nuevas generaciones han cogido el relevo y actualizado oficios tradicionales de la zona, panadería, alfarería, ebanistería y carpintería… y como no ! la música.

Es inevitable hablar de todo esto porque está estrechamente relaccionado. mucho. todo.
Desde el principio han querido que fuera así y lo importante es que así es, así lo mantienen y no quieren que sea de otra forma. A lo largo de todas estas ediciones y sin meter ruido, casi de puntillas, han conseguido hacerse un hueco importante en las programaciones de invierno, músicos y creadores de todo tipo han pasado por allí, están dispuestos a repetir y otros deseando acudir por primera vez, esa es la realidad, pero ellos quieren que siga siendo así, en ese sitio y en esas condiciones, admirable.

Todo es justo, un presupuesto justo que aportan los abonos para cubrir unos gastos justos que significan los desplazamientos, cachés y organización, nada mas, nadie quiere ni pretende ganar dinero con todo esto. Los propios músicos que intervienen, a menudo músicos de primera fila, saben, conocen y comparten este sentimiento… ¿y quien ha dicho que la música se muere?. En fin, todo un ejemplo de amor a la música, porque además sólo hay que echar un vistazo a la programación para ver representados los estilos mas variados, folk, música tradicional de aquí y de allá, música contemporánea, jazz, tangos, flamenco, bossa-nova, improvisación, electrónica, música de autor… de todo, pero siempre un protagonista con mayúsculas, el músico y su música.”

-Extracto de una crónica que merece la pena: http://valladolidwebmusical.org/cronicas/07/divertimento_folk

Paco Alvarado (2007)
Músico, agitador, creador de valladolidwebmusical

Fernando Fuentes

…yo me enteré de golpe de la existencia de “la Estufa”…fue una tarde de invierno, en un café imprevisto, en una visita relámpago del amigo Germán (Díaz)

…( hasta ese momento, solíamos resolver las tardes de invierno como buenamente podíamos…leyendo algo sensato al calor –mediocre- de un radiador de aceite…

…yendo al cine a cualquier sala climatizada de esas de las que sales con tos seca –si tienes la suerte de haber elegido medianamente bien la peli porque, si no es así, además de la tos seca sales con un cabreo del siete…

…bajando a tomar un no sé qué al garito de siempre, para calentar el cuerpo con un vinito y una tapa –aunque fuera tapa de pago, que en Pucela ya se sabe…

…pero, claro ¿qué otra cosa se podía hacer una tarde de invierno, un viernes cualquiera, si no se tiene ni idea de la existencia de una Estufa como esa?…
la cosa fue más o menos así:

…” joé, Fuentes, pero no habéis ido nunca a La estufa? –me dice Germán.

“¿La Estufa?, ¿y qué es eso?” –le dije yo, estupefacto.

…de la explicación que me dio no me acuerdo, pero me debió de convencer ipsofacto, porque sí que me acuerdo de mi primera noche en La Estufa.

…y de todas las siguientes…
…también de algunas mañanas…y de algunos buenos ratos más…

…vamos, que no concibo los inviernos sin La Estufa…

y vosotros…. ¿no habéis ido nunca a La estufa?  ¿todavía no sabéis lo que es?

…pues lamento comunicaros que no eso no os lo puede contar nadie, familia.

…así que yo que vosotros iría pensando en acercarme…no hay otra.

–echadle un buen vistazo a la web, que algo ayudará, sin duda…
pero no os engañéis:
el calor de esta Estufa poco tiene que ver con los atizadores, con la leña que allí prende y con el fuego al uso…

el calor de esta Estufa –la estufa mágica, debería llamarse- con lo que tiene que ver de verdad es con la gente que la enciende y la disfruta cada noche, año tras año…

me podéis creer: es un calorcito rico y bueno para el alma,
pero no puede contarse con palabras…
es un calor al que hay que ir
-para sentir.

calorcito del bueno,
está vivo,
y es en directo.

Fernando Fuentes. Producciones Efímeras
Atizador de la Estufa 2009 con Ensemble Draj

Foto: L. Fraile

Jesús Parra

SUSPIROS, MANTECADOS, SONES Y EL PISTOLO

  Ser músico o teatrero  por los pueblos de Castilla y León es cuando menos una labor  inaudita y abracadabrante porque nunca sabes qué peripecia o riesgo te espera  en cada villa. Es verdad que hay muchas noches desconcertantes que  tientan a tirar la toalla y  autoexiliarse dónde ser músico signifique  otra cosa. Noches en las que se siente el fracaso absoluto porque no hubo nadie, noches en las  ni siquiera se acordaban de que tenías que ir, locales fríos y cochambrosos dónde es imposible que surja la poesía de la música…En fin, derrotas después de tanto esfuerzo… pero hay otras noches dónde descubro que ser músico da mucho sentido a la vida. Noches en las que hallas sitios y gentes maravillosas que  buscan ese mismo derrotero en sus vidas: El respeto por la música.  Uno de estos sitios es Arrabal de Portillo y los conciertos de la estufa.

    Arrabal  aparece en medio de ese mar de Pinares  entre Cuellar y Valladolid  ofreciendo una campechanía maravillosa que no oculta que fue una grande tierra de reyes y altas torres.  Siguen  alfareros tradicionales de barro rojo, los mantecados , el ajo blanco  y gentes firmes y profundas. Siete de esos lugareños cuando terminaban sus oficios de alfareros, camioneros y transportistas seguían mimando la tradición con sus dulzainas a las orillas del riachuelo del pueblo, el Masegar.  Se autopregonaron los suspiros del Masegar  y pronto necesitaron  traer otros sones al pueblo para el disfrute de todos. Así, un 8 de Enero de 1999, con los cuartos que les dejó la dulzaina prendieron la estufa de su escuela de toda la vida y el mago Gonzalo fue el que inició ese pequeño milagro en Arrabal.
     Esas antiguas escuelas volvían a cobijar a todos sin excepción de edades, condición o credo al calor de la generosidad de los suspiros. Veteranos, mozos, esposos, ilustrados, legos, macarras, folkis entendieron el mensaje y volvieron a ese liceo que parecía una quimera. Aprendieron a leer entre líneas y  a saborear las músicas. Pusieron en práctica sin saber la heterodoxia, la audacia, la ternura, la generosidad, la tolerancia, la curiosidad, la creatividad y la convivencia.  A todos escuchaban y escuchan  con atención. Da igual que sea Jaime Lafuente, flamenco, músicas ricas, discursos pobres,  rabeles alegres, pianos enrabietados, profesores eruditos,  cantos desesperados o brindis por todo lo alto. A todos les prestan oídos y se les medita.  Tango , blues , dulzainas , harpas irlandesas , El grandísimo Cesar Diez , Quique Navarro , Javier Ruibal , ecos de las alturas andinas ,Csardas Polaco-rusas, El pistolo , canciones infantiles de los ghettos judíos , modos de hace seis siglos, resonancias que nacen y mueren en el momento, todas se han hecho eco con felicidad en esa escuela que es un ejemplo de convivencia y esperanza . Todos quieren ser arte y parte de lo que allí pasa. Uno lleva unos mantecados para el descanso, el que tiene un bar lleva un poco de ribera para regar la espera, otras venden las entradas por teléfono, el cantarero  regala al músico un perolo de barro dónde pone 32-20 BLUES, la hija vende camisetas en la puerta, el nieto coloca las sillas y todos miman a los músicos y se cuidan entre ellos.
     Rompamos la imagen de esa Castilla y León profunda, huraña, arisca y miserable refugiándonos en oasis como este. Escarbemos por nuestras tierras y veremos que existen muchos de estos vergeles de alivio en los que el ímpetu desinteresado por mejorar nuestro día a día tiene resultados inmediatos. Quizás no se puedan llevar a cotizar en bolsa estos valores pero ayudan a que el que estuvo allí y lo vivió cuando coja la CL-601  a la altura de Arrabal se le escape una sonrisa y  que los que habitan allí sigan soñando con que su pueblo es único y maravilloso.

Jesús Parra (2012)
32-20 Blues

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